27 mayo 2012

Mis dibujos en las paredes.

Ser ilustrador, como ser diseñador gráfico, es fuente de contínuas satisfacciones (y no menos sinsabores), sobre todo porque ambas profesiones son versátiles, cambian constantemente, igual estoy hoy ilustrando un libro de texto para preescolares como mañana haciendo la portada de un grupo de rock.
Una de las más recientes satisfacciones ha sido crear una serie de ilustraciones para la empresa papelpintadoonline.com  destinados a ser vendidos en su web en forma de vinilos adhesivos para decorar habitaciones infantiles.
He disfrutado con el reto que suponía crear una serie de imágenes diferentes todas entre sí pero con un cierto nexo común en cuanto al estilo y ahora me complace poder verlas en su web.
Aquí muestro algunos de ellos, pero hay más disponibles para la venta.
Espero que sus clientes los disfruten como yo lo he hecho.




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01 mayo 2012

MIra mamá, un dibujante.

Recientemente pasé un día en el zoo de Madrid dibujando animales.
Acudí con unos amigos dibujantes y con cierto miedo de encontrarme a los animales en un estado que me incomodara, pero aunque hay cosas que mejoraría, encontré un día de disfrute completo.
Dibujar animales es un ejercicio enriquecedor. Cada anatomía es diferente, cada animal ofrece unas formas nuevas, un desafío para la mirada y la mano que se desliza frenéticamente sobre el cuaderno creando líneas.
Pero dibujar en público convierte al dibujante en una atracción, en el foco de las miradas de los comentarios y de los transeuntes que hablan de lo que estamos haciendo o de cómo lo hacemos de una forma que parece ignorar nuestra presencia. 
Los dibujantes debemos salir más a la calle, debemos acostumbrar a la gente a ver como alguien toma notas de la realidad en un cuaderno como se acostumbraron a los fotógrafos.
Nadie se arremolina en torno a quien toma fotografías, nadie se empeña en observar lo que aparece en la pantalla digital de su cámara, pero casi cualquiera considera que las hojas de un cuaderno de dibujo son un reclamo para su curiosidad, para sus comentarios que obvian la presencia del dibujante.


Pero eso es otro tema, yo quería hablar aquí del placer que produce dibujar animales y del gusanillo que se queda en la mente llamando a una nueva visita, en cuanto que el mal tiempo nos abandone y los animales salgan a disfrutar del sol primaveral.