17 enero 2011

José Ramón Sánchez, maestro.

Todos los jueves, cuando llegaba la hora tan esperada, me plantaba delante del televisor y nada ni nadie podía moverme de allí. Cada Jueves sin falta, cuando oía la sintonía: "El kiosko, te hará soñar, y disfrutar", toda mi atención se centraba en la pantalla y en lo que ella me mostraba, el resto del mundo desaparecía para mí.
Observaba con atención los diálogos entre Verónica Mengod y Pepe Soplillo, me sorprendía con los experimentos científicos de Alberto Closas Junior y disfrutaba las diferentes secciones de aquel programa que pertenece a la memoria de una generación que creció disfrutando de una programación infantil infinitamente mejor que la que sufren los niños de hoy. Pero lo que atraía mi atención y concentración en aquel programa era una sección en la que un señor con bigote, armado con un rotulador de punta gruesa, hacía brotar del papel en blanco unos dibujos que se quedaron grabados en mi memoria para siempre.
Cada Jueves, José Ramón Sánchez recomendaba libros a los niños (¿Cuanto tiempo hará que nadie recomienda un libro a los niños en un programa infantil?) y mientras narraba las excelencias del libro, su mano dibujaba los personajes del libro con el rotulador, sin un dibujo previo a lápiz pero sin error.
Dibujaba él y a su vez lo hacía yo, a veces copiando sus dibujos, otras veces creando los míos pero siempre atento a ese rotulador prodigioso que nunca se equivocaba, que trazaba lineas precisas que poco a poco daban forma a personajes increibles, a escenarios prodigosos mientras yo me dejaba la vista pegado a la pantalla, intentando encontrar un dibujo a lápiz, algún apunte que guiara el dibujo.
Viendo dibujar a José Ramón Sánchez supe que algún día haría de ello mi profesión y por eso siempre he sentido que de alguna forma estoy en deuda con él, por lo mucho que me influyó, por ser el recuerdo más vívido de un tiempo en que los programas infantiles trababan a los niños con diginidad, como personas inteligentes, no como lo que ahora ocurre en las diferentes cadenas.
Quiero que sirva esta entrada de mi blog como agradecimiento a ese hombre al que hace mucho tiempo que perdí la pista. Supe de él a través de sus ilustraciones de cine, del magnífico trabajo que realizó ilustrando El Quijote y de algún trabajo más, que vivie en Cantabria, pero poco más. Ahora he buscado algo sobre él en internet y me ha sorprendido que sea tan poco lo que he encontrado, tanto sobre él como sobre aquellos programas, será que ya no interesa.
Gracias a José Ramón y a todos los que, desde aquella televisión, incentivaron en los niños el amor por la literatura, por la ciencia, por algo más que la violencia y el humor ridículo.
Para concluir quiero compartir algún vídeo sobre él y sobre aquella televisión que, tengo la certeza, algún día volverá.
Dos entrevistas



Un pequeño resumen de lo que era El kiosko


Y dos de sus magníficas ilustraciones.



5 comentarios:

RuAn dijo...

Erre, no tengo más que añadir, totalmente de acuerdo. Amen. Apertas amigo.

An dijo...

Alguien deveria hacer algo para que regresara el Canal nostalgia y se quitara tanto teledeporte y zarandajas de la tele publica...perdona por esta intromisión, pero me parece que sería un modo de poder volver a ver esos programas. Apertas

guzk dijo...

Me ha encantado. Muchas gracias por publicar esta entrada!!!
Saludos!
Guzk

guzk dijo...

Me ha encantado. Muchas gracias por publicar esta entrada!!!
Saludos!
Guzk

susanarosique dijo...

Roselino, qué alegría al leer esta entrada. Yo le admiro un montón y también creo que me ha influido mucho. Antes deverle en la tele, ya le conocía por sus ilustraciones en un libro de lecturas del colegio (Pandora y los niños, de Santillana, creo), y le conocí en persona cuando se inauguró su exposición sobre el cine; tan majo como en la tele, una persona muy natural. Su facilidad a la hora de dibujar me dejaba siempre pasmada, y es de las pocas cosas de la tele que se me quedaron grabadas. Un saludo, Susana.