22 marzo 2012

El libro de los libros


Aconstumbro a trabajar con niños enseñándoles a dibujar, y sé que esa puede ser una muy dura tarea.
Los niños que han pasado la etapa del realismo frustrado, según la clasificación que hiciera Luquet, sienten miedo cuando se les pide que realicen un dibujo. Les aterra no responder a las espectativas, tanto las propias como las ajenas, y eso suele desencadenar en una negativa rotunda. En esos momentos intento que los niños descarten la obsesión por plasmar lo que tienen ante ellos y se dejen llevar por el placer de dibujar y crear, como hacían pocos años atrás.
Pero esta es una tarea difícil pues, desde pequeños, en el colegio o en el entorno familiar les han presentado el mundo del dibujo y la creación como una sucesión de técnicas y métodos destinados a plasmar la realidad, no como una forma libre de expresión.
La educación artística infantil en centros no especializados acostumbra a resultar frustrante para ellos y puede producir efectos negativos en la creatividad
de los futuros adultos. Afortunadamente, para evitarlo, existen libros como "El libro de los libros".
Este libro fascinante que acaba de reeditar Thule en rústica, parte de la premisa de enseñar a los libros cómo se hace un libro, pero lejos de ser un aburrido manual de técnicas editoriales, se convierte en un río de ideas que se derrama en cada página en una gozosa inundación de creatividad e imaginación.
El libro hace un repaso por los procesos que se siguen en la creación de un libro, desde la escritura del texto a la impresión, pasando por la ilustración o la encuadernación entre otros, pero no de forma aburrida, sino explicando a los niños como pueden encargarse ellos de cada uno de los procesos, y usando lo que tienen a mano en su casa o en el colegio, pues este libro es a su vez una oda al reciclaje creativo, a la reutilización de materiales.
Acompañado de unas ilustraciones que se mezclan con el texto en
un batiburrillo muy atractivo para un niño, el texto se desarrolla en frases breves pero sustanciosas que hacen entender a sus lectores todo el proceso de edición, y que culminará cuando los niños hayan fabricado su propio libro.
A lo largo del libro, se pueden leer frases contundentes como sentencias que podían ser enmarcadas y expuestas en las aulas:
¡No hay normas!
La grapadora puede crear monstruos
Masajea tu imaginación
Las especias son estupendas para colorear
La pluma hace hermosos borrones, incluso cuando no quieres

Un niño despierto puede encontrar en este libro ocasión para emplear horas en un fascinante juego creativo, al igual que un padre o un docente. Hay tantas ideas reunidas en sus páginas, tanta emoción y tanto gozo del arte que debería ser libro de texto. A quien le parezca exagerado, que se sumerja en sus páginas.

El libro de los libros.
Sophie Beninini Pietromarchi
Editorial Thule

2 comentarios:

Flac_k dijo...

Me encantó tu recomendación, yo soy de esas adultas que lucha para que la creatividad vuelva, depronto no sea demasiado tarde.

Saludos

Daniel dijo...

Rose, no es nada exagerada tu afirmación sobre que este libro pudiera ser de texto. Estoy seguro que su calidad está por encima de muchísimos bodrios que he tenido que ver a la hora de preparar una clase. De hecho, en muchas ocasiones prefiero preparame otro tipo de material para que los chicos lleguen a los contenidos sin tener que pasar por la penosa experiencia de un libro insulso, sin vida, un libro que no tiene ningún atractivo. Pero con ediciones como ésta el libro no solamente se convierte en una herramienta utilísima sino que ayuda a los niños a aprender, algo que al parecer muchas editoriales han olvidado.